21/11/11

21N

España, hoy, es un poco menos bipartidista que ayer. PP + PSOE suman el 73% de los votos emitidos por el 83% que obtuvieron en 2008. La victoria del PP, la mayor de su historia, no es tan absoluta como muestran los escaños: apenas obtiene medio millón de votos más que en 2008 con un censo que ha aumentado en millón y medio de ciudadanos.
Que el partido más votado haya obtenido una mayoría absluta con menos votos de los que tuvo el PSOE hace 4 años (y con los que sólo consiguió mayoría relativa) con ser preocupante (el sistema electoral no es representativo) no lo es tanto como que PP tenga una base electoral tan firme.

Tampoco se trata del voto de castigo al PSOE por una gestión de la actual crisis económica alejada por completo de sus promesas electorales y de los deseos de sus votantes que presentaba a un candidato salpicado por su presencia en el gobierno y con promesas electorales anticrisis que no había aplicado cuando era vicepresidente.
Se trata de los casos de corrupción que asolan las listas del PP, de la nefasta gestión en la ciudad de Madrid con una deuda que iguala a la suma del resto de municipios capitales de provincia o de la política de recortes sociales que han llevado a cabo en Madrid, Galicia o Castilla - La Mancha y que no tienen reflejo en sus resultados electorales. Se trata de un partido político que se presenta a unas elecciones generales con un programa político ambiguo, repleto de vaguedades y completamente vacuo, que ha pasado cuatro años en el parlamento sin realizar una sola aportación para superar la crisis económica. Y que pese a todo esto, mantiene su suelo electoral.
Esto es lo realmente grave: la falta de reflexión y espíritu crítico del electorado de derechas español. Un electorado que mantiene su voto sea cual sea el candidato que se presente, sea cual sea su programa de gobierno y sea cual sea su gestión previa.

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