¡Cuánto tiempo hace del verano! ¡Esas horas tumbados en la playa! Que añoranza del libro sobre el pecho, la sombrilla clavada en la arena y la cerveza en la toalla.
Y cuando estamos amodorrados por el Sol, un ruido, el motor vibrante del avión, nos llama, reclama nuestra atención y, en lontananza, vemos el avión que sobrevuela a los bañistas, arrastrando la pancarta.
Pero... No hemos oido nada, el verano se fue, no estamos en la playa y la pancarta la lleva... una mosca.
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